Acerca de mí

sábado, mayo 26, 2007

Hace algunos meses que no hablaban, y todo ese tiempo intentando llenarlo con otro.

Murmuraba viejas frases que escuchaba en las paredes, respondía en forma honesta y un poco avergonzada. miraba a ambos lados, sabiendo que nadie se iba a chocar en su paranoia. Desde que Alfonso cerró la puerta ese 10 de mayo, no ha vuelto nadie a abrirla. Se sienta un momento ante el teléfono, mientras un surco de memoria se cuaja en sus espacios en blanco. Un surco no grato de vómitos sazonados, de gritos de verduras maduras. Entre los sollozos eleva la cabeza, y se ve ante el espejo.

Está pálida de tanto haberse limpiado la cara, sus manos se han adelgazado hasta perder movilidad. Ingrata, pobre ingrata de merengue y lúcuma, de gramos de cebolla. Los libros se fueron acomodando al lado de su cama, hasta donde las sábanas rellenas de suspiros rodaban cuando se moría de pena. En cierta forma aceptaba la ida de Alfonso, pero aun no aceptaba que ella no se fuese a su lado. No puede aceptar que se haya quedado al otro lado de la puerta, talvez no se dio cuenta y la cerró muy rápido? Talvez tenía puestos muy altos los auriculares ...

La comida se iba acabando, y ya solo unas bolsas anoréxicas de té servía para apaliar el vacío. Y las horas se arrastraban como culebras en plaza Italia. Su ropa


Colgó la cartera en la asa de la entrada a la cocina. El televisor emitía las últimas imágenes del día, y en la radio solo habían repeticiones de grabaciones hechas días antes. El miedo se colaba entre sus vestidos largos, el teléfono aun no sonaba y la puerta seguían en su mismo lugar.

Las hoyas expelían el olor rancio de la felicidad podrida, como huevos sulfurados. Tragaba unas cucharadas con dificultad: le costaba rellenar los huesos.

... y los murmullos se iban convirtiendo en gritos. Los platos quebrados y su estruendo, la alfombra mojada en vino y lágrimas...

las paredes retumbaban cuando levantaba la mirada para ver cuántas horas lleva en la misma posición.

Se seca las manos y se acerca a su pieza. Nunca su respiración había estado tan dolorso. Fue a hacer la cama, se iba a quedar toda la noche en pie.

2 comentarios:

Anartista dijo...

vengo a escribirte mi no carta,
vengo a besarte despacio
y mirarte durmiendo
los sueños
de los que nunca duermen
en las ciudades inventadas.

vengo trayendo conmigo
todas las probabilidades de imposibles tormentas tempranas.

esta capacidad para esconderme debajo de una nube de montañas.

arrastro conmigo la inocencia de quererte
a plena estampida
en la espalda.

soy como esos árboles
que sangran
y nadie nace al llorar.



un día todas las mariposas disecadas se van a levantar de los libros
y sin estornudar
te van a dar todos los besos
que no consigo
realizar.











te quiero descalzo.
y en porteño
te río
tu forma curiosa de mirar rincones

y más!

Pamela Bram dijo...

ah... de qué se trata, si cada vez que camino por plaza italia viene a mi una frase, sólo una y sin modificaciones

no sé si he sido, soy o seré Alfonso

pero traigo puestos los días de puertas cerradas y huevos mal quebrados en sartenes lejos del aceite...

será que te quiero?

y en vez de días a puertas cerradas sólo visto tu sonrisa...