Acerca de mí

miércoles, marzo 29, 2006

sábado, marzo 18, 2006


Su presencia penetraba el gel de aire, producto de la transpiración y de los gemidos sin transfondos.
Prontamente, con sus dedos aun espasmódicos, puso en lugar su calzón y su tranquilidad. Miró rapidamente su alrededor: las sabanas arrugadas sobre la alfombra, unas copas rotas de sangre y un bulto de organos durmiente.
Mientras arreglaba su polera recordaba una plaza vacia y un invierno acariciador, una chica segura sentada en la orilla de una fuente y un tipo mirando detras de un diario.
Las primeras palabras que se cruzaron no obtuvieron mayor resonancia, fueron en esencia un desgaste de aire comprimido.
"Te miraba pensar mientras leia sobre la pobreza de santiago, y algo en tus guantes me desvistió, desgarrando los botones de mi camiza. Podría susurrarte un par de actualidades, podría guardar en tu bolsillo un par de recuerdos que luegos desvelaras, sola en una cama deshecha. "
Un suspiro se virtió y su mirada solitaria acompañó a un extraño en su habla. Su forma de ser no era nada especial, no era mas que una persona cocida de granos de sal. Sus guantes negros sostenian de un hilo el libro que algun amigo normal había regalado, un libro que llenaba el tiempo frío de bicicletas y gatos domésticos.
El reloj contaba su rutina, y su sostén se iba armando sobre un cuerpo de montes aridos.
"Me iba dando cuenta que desde hace un tiempo no logro diferir entre las palabras y el chichirrear de una cadena. Te iba viendo caminar hacia mi asiento cuando en mi cabeza se agolpaban las insaciables ganas de correr a casa. Desistí al ver que mis piernas no se movían y que mis ojos estaban tendidos sobre tu traje negro y tus brazos lacios."

Miraba en el espejo una sonrisa suave, permanente y durmiente. Mojó sus manos y las restregó sobre sus ojeras.

"La pobreza abarca todo en este pueblo, yo tengo en mi billetera una foto... la de mi carnet antiguo. Tu libro habla de lo mismo, no?"
En la plaza unas palomas se dejaban amar por un par de migas ancianas, y una mano comenzaba a escalar la del vecino.
"Vivo las letras, trago palabras y te miro escribiéndote mi futuro."
Miró con los ojos semiabiertos una esquina de hojas que nadaban en el barro.
Dobló el diario para acostarlo bajo su axila, mientras ella dejaba un envoltorio en la página donde había naufragado.

Un ojo se asomó desde el baño mirando descansar al único ente existente del cuarto ingrato de billetes mojados. Ella aseguraba que no lo quería, pero que una tripa se había amarrado a la de un extraño.

Los pasos lentos se perdieron entre el griterio de los infantes. Sus manos se comenzaron a pegar con el sudor de la intranquilidad.
El sonido seco de los pies en el polvo hacía parecer que eran únicos en un desierto verde de tristes almas.

Los pies descalsos sentían el frío de la baldoza, los tapó con un par de calcetines negros... de él. Salió del baño como un fantasma y se apoyó en la paréd, a mirarlo.

"Mi libro nunca habló de un par de fugitivos del destino, habló sobre todo del sino semigriego de un papiro perdido en una casa abandonada. Por eso me extraño y tu noticia me inquieta"
Se posaron dos sombras beseantes frente a un motel, y entraron como cualquiera... pagaron como esclavos y se dejaron seducir como si entre ellos hubiese algo de amor.
Dejaron el pudor de lado, sobre la ropa y se tumbaron sobre una cama manoseada.
Los texto fueron lanzados lejos, con violencia, junto con las almohadas.
Su tinta se comenzó a correr, y en un orgasmo, ilegible quedó la soledad.

En un cigarro uno quedó dormido. La otra atrapó sus pertenecias.

Apoyada sobre la paréd sacudió su ropa de los recuerdos, y caminó cautelosamente entre los despojos. Detalló en ese pecho desnudo que se elevaba con tranquilidad.
Tomó el envoltorio que en el libro se había acurrucado y lo posó sobre él, después introdujo sus dedos en la billetera y sacó la foto que ahí estaba. Atrapó el aire enraresido con sus pulmones negros antes de agacharce a doblar el diario y escapar con su presencia de ese cuarto.

La calle nocturna titilaba con sus luces fugaces y ronroneaba con los motores entibiados de los autos estacionados.

"...No se que fue, pero su foto ahora está en mi cartera y aun no logro dilucidar las letras de la noticia del otro día"

viernes, marzo 17, 2006

Tuve ganas de preguntarle el porqué de su mano temblorosa,
pero contuve mi impulso y lo escondí en el estuche.

Bajé del metro, mirando su ropa desordenada y sus ojos caidos,
asomé mi cabeza bajo la axila de un sol que no se quiere esconder.

Elevé mis hombros similando al recuerdo de un ser que se hace ver grande para no ser mordido
y miré, con mi cabeza paralela a la costra de cemento, el horizonte detrás de los brasos y cabellos sucios ajenos.

Comencé a sentir la humedad acolchonada en mis hombros y el rubor de mi cuerpo friéndose, mientras mi cuerpo se iba dejando a la gravedad.

La incomodidad de los recuerdos se hacía sentir a carne viva, rozaba mi cuello, mi oreja.

Los disparé lejos, los pisé con el caucho derretido dejándolos atrapados en mi suela.

Es cierto, uno no se puede escapar de uno... Aunque muchas veces mi sombra expresó con dolor que cada cierto tiempo se cansaba de seguirme.

Me senté bajo un árbol, buscando un resto de oxígeno bajo sus manos.



Mi mano estirada alejada por mi brazo expele una sombra translúcida...
Tirita dejándose llevar por las agujas de luz que escapan de las egoistas hojas

De mi estuche saco un lápiz para arrancar el chicle abrasivo de mi huella,
estúpidamente mi mano tambalea.

Me pregunto...

lunes, marzo 13, 2006

imaginé una vereda estrecha de santiago
una oscura y gris,
vestida de humedad y boletas arrugadas.
la imaginé para sentarme en ella
y ver como mi ficción se mutaba a una carcajada.



la luz tenue del farol apuntaba sus cristales a mis ojos,
y dibujé una silueta esquiva afirmada en su poste...
la sombra rozaba mis pies.

me acerqué lentamente, intentando oscurecer mi presencia tras la suya,
la cual, con sus manos en tinta, acariciaba mi rostro.

le susurré lo que de sus labios debía escapar por casualidad
luego miró con sus ojos transparentes mi ansiedad.

se agachó, y puso sus rodillas en el piso, dejando que el fuerte rayo de luz no me permitiese ver.
puso sus labios cerca de mi oido, y la eternida de su garganta expelió un frío viento...
que me hizo despertar suspirando.

domingo, marzo 12, 2006


còmo devolver en sus manos un cuaderno de blancas letras?
que repugnancia y descaro...
pondré por lo menos
una gota sobre estujada de los sesos
y las esparciré entre los rendijos...
pondré algo de moho en las cuencas.

ahora, un suspiro para ponerle un punto final difuso.
intentando decirle que pronto, pronto, pronto...

viernes, marzo 03, 2006

un ente en el espejo
mirando de reojo el movimineto sutíl que hace su pecho al palpitar
siente frío, y en el espejo una piel erizada se expone
un estado latente, bordado de segundos previos a cualquier movimiento
pestañea varias veces para desnublarce del gas de la limpieza
un ente barre del espejo el vapor
y se acerca cautelosamente a él hasta que se se borra lo que puede enfocar
quiere estar acompañado y no encuentra más que una imagen que ya conoce
quiere algo nuevo en el paladar
lamer con extasis el afrodiasiaco desconocimiento
se desenfoca y cae en cuenta que el espejo siempre tiene el mismo sabor amargo.

miércoles, marzo 01, 2006

Partimos al llegar
sobre unas horas de ensueño escuchando el rugir de una nave.
con mis ojos puestos en reversa atravecé junto a un libro el umbral.
viajé junto al capitan largas odiseas, y quedé reventado al no abrir mi paracaidas.
un sol abrumador y yo rostizandome bajo él,
he vuelto
y me han dicho que algo dejé allá...
será tan solo los 200 gramos de cabello?
un cigarro me desperto de ti
estaba caminando por la tierra infertil, alejando el polvo que mis pies hacía nacer, cuando escucho mi nombre. Giro para verte acercándote hacia mi... te abrazo y me dices: "Alvaro, que estas cambiado"
nuestros brazos se amarraron formando un espejismo antes de que mis ojos exaltados se abreiran.
pero me fui contigo...