Acerca de mí

jueves, octubre 16, 2008


El calor se pega su piel,


Santiago baña sus habitantes con smog y calor. Ninguno de ambos le hace gracia esta tarde.


Mal genio mira su mesa, mira su entorno. Expulsa un suspiro y, rendido, se levanta dejando sus obligaciones al tiempo.


No es su responsabilidad mantener una fantasía hedionda, un juego afanoso. Un pie a la calle, y el otro, más tímido, se arrastra tras él.


Otra tarde sobre un tiempo errante, nuevamente el naúfrago encalla frente a sus pies.
Mira al frente y un largo vacio se abalancha sobre su inercia. Un suspiro lo libera de su irrealidad, y siente en la carne tensa un globo de aire a punto de estallar...

Una sensación que se escabulle de significados, un grito con ganas de correr, un llanto de risa.

Tantas opciones en cada segundo. Tanta vida optada.


Se ve a si mismo paralizado en una esquina, mirando fijo un pensamiento en pausa.

El cuerpo está contraido. fijo como una fotografía. Está repasando recuerdos inconclusos. recuerdos que en la mitad de la historia se caen por un vaporizador (ni él sabe lo que es eso) , y que son reemplazados por otros que también sederán.


Así, pasan algunos minutos, y el cuerpo quiere avanzar, exije, tirita.


Dobla. gira. cierra los ojos y camina.

(no sé hacia donde)




(fragmento...)



martes, septiembre 23, 2008


Algo que pueda ocurrir,
Un leve escape del tiempo, un quiebre pequeño del microcosmos.
Entre paredes verdes con forma de árbol me senté a esperar lo que no ocurrió.
Detrás de los árboles una risa emergió, una niña, Claudia, mi hermana. En un momento me asusté, me costó entender lo que ocurría. Luego me dio lo mismo. Caminé con ella, de seguro no quería hablarme. Entonces las goteras de la casa eran una rudimentaria ambientación. Un desligado trazo de casa. Me levanté y claudia, mi hija, me siguió contando su historia. Que habían atropellado a la perrita de martín. Pobrecita, pensaba mientras callaba. Claudia no quiere hablarme. No sabe porqué. (pero yo igual le hago hablar). Martín esta tarde no fue al colegio. Me levanté y traje un par de frutas, unas ideas locas que no podría narrar. Las corté mientras se las daba a claudia, que no me miraba, porque no me conocía.

Talvez no lograba entender, pero siempre daba lo mismo. Se levantó y no ocurrió nada.





Pero luego sí.
(El árbol se guardó en una semilla, una pared blanca apareció. Se sentó y esperó)


*

Se dieron cuenta de que no había nada mejor que dormirse bajo la lluvia.
Pensé que era cierto.

Talvez mis sueños se invirtieron, ya no los entiendo.
O talvez mi boca está contenida.
Y quiero sonreír, pero no sé qué falta. Un músculo


*


ª! (por no escribir %& )
temerarios, tranquilizantes de fuerza mayor, estrepitosos silencios florales, y un espárrago esparcido que es parecido a una idea extraña que tengo sobre la cabeza.

jueves, diciembre 06, 2007


En mi casa apareció un gato vagabundo, le digo vagabundo porque duerme sobre unos bancos de cuero en el patio de mi casa, luego de haber estado todo el día recorriendo, y perdiéndose, en las calles de santiago. Esta cama la debe haber encontrado por casualidad en alguno de sus viajes, aunque nunca pensé que estos asientos de micro, amontonados contra una pared, se podrían haber transformado en una guarida.

No puedo ponerle nombre al gato, aun no lo he visto los ojos,
tiene sus pelos mal cortados
y un aliento a ratones añejos,
a queso verde, de callejones y de pedir comida en las calles.

todas las noches lo veo y lo espanto,
pero él no se va...
vive en mi casa, al lado de los cartones,
a veces se pone cerca de la ventana y nos escucha.

yo no sé mucho acerca de él, si tuvo familia o cuánto ha recorrido,
pero cerca de la ventana él maulla
sé que es de nadie y que es vagabundo.

Esta noche llegó a la misma hora de siempre, cerca de las 1 de la mañana
no miró por la ventana, pasó firme cerca de ella, como si no lo viese... como si caminara en forma muda. Ahora debe estar mirándose las uñas, sacándose la arena y los silencios con su diente marfil.
Él sabe que lo he visto, una vez nos topamos de frente, cuando fue a su rincón sin esperar que uno lo viese, guardando algún tesoro de la calle, y yo me acerqué distraido y me encontré a pocos centímetros de él. No se insinuó nada, yo seguí mi camino e hice como si nunca lo hubiese visto.

Algo me ha hecho no salir corriendo a sacarlo,
talvez se ha vuelto parte de mis noches,
de mis sorpresas de la tarde.

lunes, agosto 20, 2007

Mamushka

Ahora me mirará, tendrá el mismo rostro que pone al estar nerviosa. Resistiré un par de segundos sin quebrar la mirada y me levantaré en forma tranquila a preguntarle su nombre.

Se llamará Antonia, se irá conmigo a tomar un café y conversaremos de algo ligero. Me dirá que tengo esposa y que no la puedo amar, que mis hijos están en la casa y que no debo hablar con extraños.

miércoles, junio 27, 2007

Fauna

Eran los últimos suspiros de ese verano. Ambos estaban sentados en una banca que se perdía bajo las deformes sombras de los árboles, ese blanco respaldo que hoy afirmaba a dos mundos desmoronados.

Alfonso tenía las manos en los blosillos: buscaba alguna respuesta al silencio que inundaba su boca.

"sabes? este verano los gatos se escaparon de la luna... treparon hasta la copa de los árboles y maullaron hasta desaparecer. Si te fijas bien, los gatos ya no están, y la peste de ratones escarba entre las cáscaras de los basureros."

Se hacía tarde para partir a clases, se hacía tarde para que se dijeran la verdad que les quemaba los párpados. Escapando de no poder contener esas frases entre los labios, giraban la cabeza y la colgaban un poco hacia abajo. Sus manos a escondidas se encontraban entre las tablas pintadas de grietas.

"Qué importan los gatos? ahora puedes mirar a través de mí..."

"Escalar tus vértebras fue un desafío descomunal... solo para llegar a la sombra que emerge de tu nuca, acostarme de noche en tus hombros y gritarte despacio un maullido de luna llena...
Ya hemos recorrido todos los lugares escondidos, nuestros ecos y risas se han vuelto parte del paisaje y aquél Cristo que nos daba la bienvenida se ha vuelto nuestro punto de despedida."

Hace un par de años sus pasos resonaban entre tantos ajenos, cuando en el primer año de carrera sus vidas se inclinaron por geografía, mientras en clases sus profesores hablaban de células multipotentes.

A lo lejos, en la costa de ese oasis, las grietas que querían conocer venían guiadas por la lluvia que caía con desgano en los últimos días de verano.

"Los perros, escuché el otro día en química orgánica, que ya no puedes ver, se fueron a ladrar a los cerros que se ven ahí, al final del smog... Al lado de ese edificio... Sus colas estaban tiezas por el viento frío que nacía de las puertas abiertas que aparecían cuando en las madrugadas los temblores llegaban"

Se levantaron y encaminaron sus pies por los pasillos. La biblioteca se elevaba imponente con sus laberínticos números y escaleras. Al fondo una puerta, que normalmente se usa de emergencia, se abría por la temblorosa mano de Alfonoso. Una luz los cegó por unos instantes. Se miraron con detendción y entraron.

"...En antropología me dijeron que el arca de Noé está con restricción, y que uno de éstos días nosotros también vamos a desaparecer"




miércoles, junio 06, 2007

DE PIE . . .









Hace algunos días que no hablaban, y todo ese tiempo intentando llenarlo con otro.



Murmuraba viejas frases que escuchaba en las paredes, respondía en forma honesta y un poco avergonzada. Miraba a ambos lados, sabiendo que nadie se iba a chocar en su paranoia. Desde que Alfonso cerró la puerta ese 29 de mayo, no ha vuelto nadie a abrirla.




Se sienta un momento ante el teléfono, mientras un surco de memoria se cuaja en sus espacios en blanco. Un surco no grato de vómitos sazonados, de gritos de verduras maduras.



Entre los sollozos eleva la cabeza y se ve ante el espejo.




Está pálida de tanto haberse limpiado la cara,





sus manos se han adelgazado hasta perder movilidad.



Ingrata, pobre ingrata de merengue y lúcuma, de gramos de cebolla.




Los libros se fueron acomodando al lado de su cama,




hasta donde las sábanas rellenas de suspiros rodaban cuando se moría de pena. En cierta forma aceptaba la ida de Alfonso, pero aun no aceptaba que ella no se fuese a su lado.






No puede aceptar que se haya quedado al otro lado de la puerta, talvez no se dio cuenta y la cerró muy rápido Talvez tenía puestos muy altos los auriculares ...






La comida se iba acabando, y ya solo unas bolsas anoréxicas de té servía para apaliar el vacío






...y las horas se arrastraban como culebras en plaza Italia.


Colgó la cartera en la asa de la entrada a la cocina.





El televisor emitía las últimas imágenes del día, y en la radio solo habían repeticiones de grabaciones hechas días antes. El miedo se colaba entre sus vestidos largos, el teléfono aun no sonaba y la puerta seguían en su mismo lugar.







Las hoyas expelían el olor rancio de la felicidad podrida, como huevos sulfurados. Tragaba unas cucharadas con dificultad: le costaba rellenar los huesos.





... y los murmullos se iban convirtiendo en gritos. Los platos quebrados y su estruendo, la alfombra mojada en vino y lágrimas...





Las paredes retumban cuando levanta la mirada para ver cuántas horas lleva en la misma posición.





Se seca las manos y se acerca a su pieza



.


Nunca su respiración había estado tan dolorosa.




Fue a hacer la cama


,

se iba a quedar toda la noche en pie...












Modelo: Coni cortés
Foto y texto: Alvaro Passi
Luz: Leonardo teku