Acerca de mí

lunes, mayo 07, 2007
















Está equivocado
se sopla la ropa para hallar algo más que su piel desolada
algo más como cuando llevaba horas atrapando un bostezo
u otra vez, casi un suspiro.

se dice a si mismo, todos los días,
que su rostro se le ha quedado pegado al espejo
y que a estas hora no vale la pena mirar a nadie



Desde que cerró la puerta de su casa
no ha vuelto a tocar otra,
tan solo se ha paseado, como día festivo
por las calles del otoño.
calles familiares y ajenas
camaleónicas como sus zapatos gastados.

En su trabajo lo tildan de ermitaño,
lo critican desde la primera vértebra hasta la mugre de la uña del meñique izquierdo

Él no lo sabe
ellos tampoco.

sus sueños le hablan,
pero él está pendiente de hablar.
tiene sueños premonitorios
pero él no cree en el futuro
jura no tenerlo,
mejor no tenerlo...
eso dicen también sus familiares

a veces, despierta en las noches,
despierta exaltado, como si algo ubiese sucedido en lo más profundo del agujero.
despierta por una bulla rara,
una carcajada...
abre los ojos para intentar enfocar
la hora de su despertador.

le rascan las heridas cuando se da vuelta.
es hora de la rutina
zapatos, maleta
capillo, sonrisa
está todo en orden
micro, bip
permiso, montaña gigante de papeles.
está todo bien.

Por un momento su suerte se traspapeló de las manos de dios
y se topó con un corazón palpitando en media avenida principal.
su mirada se enredo en las pestañas del otro, y por un minuto se miraron las llagas de la soledad impresas en las arrugas de los labios, o las escaras que nacen al no poder mover sensaciones, las que se habían acumulado en su frente que se caía a pedazos
los dolores de cabeza no se podían comparar con los dolores de angustia que se metían por sus piernas cuando la casa se hacía grande para tan poca cosa.

no era primera vez que en su trayecto se caía en la mirada de una mujer, pero esta vez, cansado de tanto tumulto de telas de araña, decidió hablar.
se rieron unos segundos antes de correr a la esquina,luces ya estaban tiritando.
se sentaron en un bar, y la bulla se metía entre las papas fritas y la cerveza de 1200: unos errores de caricias, claramente abortadas, y unas miradas avergonzadas, que hacían bajar la cabeza y esquivar la oprtunidad de abrigo.
llegado el momento no sabían que decir
la puerta tan pequeña estaba abierta para dos.
cómo atravezar?
cómo besar?
cómo decirle "esta es mi casa"?

un abrazo furtivo
bajo las escaleras de entradas
y una sombra solitaria
que luego
se perdería a la suerte
de una noche de santiago.

5 comentarios:

Pamela Bram dijo...

me quedé con eso
que sabes
en mitad de los ojos

todo viaja

Anónimo dijo...

Hasta la Tula sonrió al leerlo.

PAtad.

Cotoga. dijo...

o a veces el mundo nos pega patadas en la guata... para que veamos algo que no queríamos...

Puro dolor.

Proserpina dijo...

Sí, si lo logra, un rostro amable la ayuda

Proserpina dijo...

Siempre hay una hora en que vale la pena mirar, más allá del espejo.
:)