Las monedas en la mesa, la simple escusa para esquivar horas hogareñas.
sonaron las campanas y era el minuto de correr tras la nada, que por cierto, escapaba raudamente.

Su cuerpo no acostumbrado lo incitaba a detener su absurda carrera
pero, obstinado, hizo caso omiso al desesperado palpitar del corazón.

vio pasar gente y también algunos papeles que quisieron acompañarlo.

Antes de sentir el vacio corporal, se lanzó al pasto.
A pesar de la picazón y de los pinchazos siguió ahí tendido, placentero con la molestia que causaba la naturaleza.

las monedas sonaron en la tierra, rodaron por su bolsillo hasta llegar al polvo.

¿qué era lo que hacía ahí?

caminó defraudado a su casa,
y se acostó sobre la cama, un colchón por donde las plumas asomaban su aguijón.
Movió sus brazos para sentir un dolor mas agudo.
cerró sus ojos y se vislumbró en la calle caminando con seguridad... me pregunto ahora ¿hacia donde va?.