
El re-encuentro
Suspendieron el sueño nocturno
y abrieron sus bocas para pronunciar el silencio.
Fundieron su transpiración,
mientras sus manos recorrian terrenos áridos,
terrenos húmedos.
A veces surgía de sus cripas una voz,
un eco.
De la otra, un balbuceo socorraba la respuesta.
Tenían tanto que decir.
Los muertos temblaban por hablar.
La ilusión
Desenrredó sus piernas de las otras y se detuvo en la puerta.
Miró detenido en su boca, en su pecho latente...
Dejó atrás la noche para volverse día,
un día de caminos a ojos abiertos.
De curvas.
De esquinas.