Acerca de mí

jueves, enero 19, 2006

la imagen:
una larga pared de un blanco a desteñir,
que a sus pies, entre la basura y el blanco polvo, afirmaba una inocencia.
la inocencia:
12 años de ciclos inertes, niño adolecente del tipo enciclopédico. tejido en los brazos de su abuela y pintado por el regocijo del encierro. levantó sus pies para escuchar lo que el viento traía.
lo que el viento traía:
escualo escrito submarino del carnicero del portón. tragado de lentas sabidurias, de libros antiguos. un aliento de humedad y un tanto de frío arrastraban inmóviles ecos. trotó entre los montes, se escondió alguna vez en tu bolsillo. se escurrió entre los alamos para bañarce del barro de otoño.
otoño:
la inocencia caminaba entre el calor humano, desvelaba el pétalo y divisaba la espectativa.
las hojas del patio se derritieron y se elevaron formando nubes negras de sudor. entre estornudos botaron sobre el cabello y el techo lo que con esfuerzo había subido. invierno...
invierno:
golpes en la puerta. golpes en la puerta.
quiebre de manos, huesos trizados, sangre explosiva.
tranquilo... llegó el amor
el amor:
la sombra que expele la pareja entre la lluvia, bajo el tenue farol, se arrastra en el firmamento (fimando con un poco de sangre). unidos por los dedos, fluye el río... el mensaje... el viento...
un pequeño tropiezo:
las manos tormentosas del río arrastran, rasgan la presencia... se lleva el color. se lleva la risa.
se lleva el ente y desaparece bajo el manto oscuro de medianoche. (elipsis)
la hora del lobo:
al filo del amanecer, cuando mueren los hombres y cuando nacen los niños, el momento de los malos sueños y, si estás despierto, la hora del miedo.
el miedo:
los ladrillos se acomodan gracias a las manos de greda. una pared se eleva en el horizonte, transgrede la libertad, la inocencia.
la imagen...

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