Acerca de mí

viernes, septiembre 29, 2006

Sabado 30, 1:04am

Ha sido un día detonante de mis vasos
de mis venas y mis ojos
Mis manos se han manchado en escarcha
y hay una grieta que surca mi cordura.

miércoles, septiembre 20, 2006


La micro atestada de bulla sin palabras.

Rellena de zapatos negros de Santiago,
que se resvalan en el sucio y derretido helado caido.

Los pasajeros desnucados miran la calle pasar,
y pasan horas con los ojos en blanco,
babeando la vida impersonal.

Amarilla y sonriente, como un mendigo,
penetra el taco y bocinea cantando al vecino.

Las micropersonas tiritan de aburrimiento, y los niños blancos
se duermen en el ronroneo del gato amarillo,
con negro,
con zapatos,
con vecino
y con vecino.

Se prohibe la converza, hoy todo es ilegal. Como la tintaa en sangre,
ilegible e intranquila.

milquinientos sueños se trasladan a chocar contra el asfalto,
la oferta de vida, un palpitar acaramelado.
Un culo se aprieta en la cuerina, sus brazos son de huesos y abrazan la piel de billetes sanguíneos.

Tápense la boca, que este aire está ardiendo en gas mostaza.
Quítate la ropa, que tu show es la mejor o-ferta del para-para-paradero.

Los tacos helados se destapan y descienden apurados,
Ellos quieren tener un microsueño.

Me arreglo la ropa al cuerpo, me limo las uñas en punta y comienzo a caminar por las horas.

Dirijo mis pies a tu puerta y rasguño la madera.

Tu estás tendido en la cama con los ojos abiertos y piensas que te están penando, pero no es así... Yo tengo la sangre tan densa que paso el umbral de lo fantasmagórico.

Sigo rasguñando la puerta, las uñas comienzan a ceder... Tu no. Sigues intranquilo, igual que hace dos horas.

La ropa me comienza a asfixiar y la respiración me hace jadear. Al escuchar ruidos tras la muralla agarro el filo del cuchillo... Me exita pensar en tu muerte.

viernes, septiembre 15, 2006


La entrada parecía sacada de la superficie, flotaba exhibiendo una puerta que se caía a pedazos.
Las ventanas laterales, tapadas en cortinas, dejaban traslucir la luz verde que emergía del cuarto cerrado.

Era una casa
de papel

Un hombre extraño pedaleaba por la acera mirando de reojo los arbustos dispuestos en el patio,
era imposible no hacerlo, pero nadie osaba a pararse frente-

¿Qué ladrillos sostienen aquella construcción?

Los cimientos se eyacularon hace años, sobre un cuerpo deshuesado... un invertebrado sonriente y crujiente. Se fueron erigiendo las paredes que cortaban la circulación del inerte.

No hubo gritos
No hubo llantos
Ni risas de espanto

Sus dedos eran negros y duros. Una semilla se aferraba a cada uno de sus nervios. Una semilla que se acostó entre las tripas y la tierra, arbustos verdes verdes verdes que las uñas parían.

Las costillas tronaban el silencio de su interior, ecos que hoy se esparcen por cada pieza. Un hombre yace bajo una casa.

No hubo nada
No hubo nadie

La cama se durmió sobre los dientes que se trituraban, explosivos polvos blancos de caries negras, hoy cubren cada esquina, mordiendo el aire, masticando lo inexistente. Arañas, gusanos, y polillas habitan en los muebles que salieron de sus orejas,

No logró escuchar
tampoco callar.

Una casa se mece en la latencia de una ciudad ingrata,
como un abuelo radiante de alzheimer.

El retrete sobre sus ojos escurre la mierda que flota en su cabeza. Las patas de la silla sobre sus genitales...

Para entrar no hay que limpierse los pies, ni saludar al dueño, solo hay que violar la cerradura.


No hubo tiempo
en la espera.

lunes, septiembre 11, 2006

El mundo sigue girando, pero ahora sin mí. Yo me he quedado paralizado, mi alma ha sufrido un trauma invalidante y se repletó de llantos, de gritos, de mal olor.

Estoy fuera de tiempo mirando mi cuerpo latir, estoy sentado en una orilla, engañado y esperando a que el día se queme y sus cenizas cubran mis pies.

Mi boca, mi boca tan chica, balbucea palabras de amor recién aprendidas. Aun no las logro decir con claridad ya que tengo la lengua tieza, tapada de palabras que no puedo escupir.

Así el mundo es como gira, todo se flagela y lo árboles que caen se erigen brotando nuevos paisajes con mas sombras.

La primera vuelta al planeta me dejó agotado, ahora me quiero acostar en una roca de costras, pero no me muevo.
He quedado inválido para subirme a los juegos... Fue mucha ilusión para un niño, éste se carió de fantasias tan dulces que dolían en sus nervios. Se rompió los dientes y la mandíbula, y además dejó botado los papeles en el piso.

Me he de castigar,
me he de castigar encerrándome en mi piel.

martes, septiembre 05, 2006


Vuelvo sobre mis pasos intentando encontrarte,
¿Dónde te quedaste dormido?

Vuelvo pisando hojas secas, y respirando un aire ardiente bejo un sol sin piedad. A veces el crujir de los recuerdos de otoño hace emerger ecos de risas, de gemidos.
y me detengo en el momento impreciso, me confunde el presente ausente, callado y árdio.

Sigo atrás, tan atrás como puedo... mi cara se vuelve abstracta, doblada de risa y nostalgia.
¿Dónde te dormiste?

Me acerco entre las maderas que encaminamos y me pierdo en una ciudad ignorante, como aquella vez. Intenté sentir nuestro calor perdio en las barandas, hoy están frías.
Mi fracaso se opaca con mi imaginación y me subo a un bote de papel, donde el agua turbia está furioza, y nos lleva sin preguntar a la mitad del mar.

La nada es un lugar callado, inerte y destructor. Estamos los dos: tu estás despierto, y yo te hablo cerca del oido. La nada es ruidosa, como la noche. Hoy, como siempre, repito lo mismo, mi misterio es simple, es corto... Talvez ya me descubriste, ahora que estás despierto.
¿Dónde duermes?

Me tocaste el hombro mientras flotabamos y yo me puse nervioso. La noche me provoca, tanto como tus abrazos, pero aquí hay nada. Las nubes transparente acarician nuestras pieles podridas, sonreimos... luego lloramos.

A lo lejos se ve una tierra prohibida, pequeña y nuestra. Rezo a escondidas... no te duermas. Alargo mis brazos contra el tiempo, el reloj come, es voraz.
Grito en mis entrañas.
¿Con quién duermes?

El día acecha con su esplendor y el pánico nos abraza.
Has sacado tu pincel y pintado mi espalda, dibujado mis huestos. Teñiste de rojo mis labios y mi sangre, al final rajaste mi rostro para poder sonreir.
Ahora que hemos llegado practico mi risa, frente a tí no me avergüenzo.

Amaneció y tu piel está mas pálida que nunca... ¿viste un fantasma?
¿dormite junto a él?

Mis brazos corren hacia tí, pero antes de llegar me aferro a unas cenizas.

Hoy mi risa pudo ser perfecta, pero mi boca besó el polvo y mis dientes se rompieron al morder la muralla.

El barco se mece en la nada, en él están nuestras ropas y un eco que destruye....


¿Estás durmiendo?

Es la hora en la que me siento como un condenado,
es la misma hora que ayer me sofocaba con sueños.

Las horas, desde la mañana, van aumentando el sabor de piel. Es de esos sabores que dejan restos de acidez en la lengua. Cuando se come poco para dejar por largas horas un mal aliento y desagradables sabores. No es nada nuevo, ésto ya lo he vivido... pero ahora lo siento presente.

Mientras duermo me he dado cuenta que balbuceo en exceso, que estiro mis piernas y mis brazos fuera de la ropa asfixiante intentando encontrar otro bulto. No es nuevo que la cama está tan vacía como mis sueños, tan vacía como soñar con lo que acabas de pensar un segundo antes de caer por el colchón... y volverte tan onírico como es posible, tan onírico como cada paso que doy cuando despierto, cuando voy caminando por calles eternas y ruidosas viendo mis pies avanzar... y yo voy tan atrás, soñando en dormir.

No se de cuánta imaginación puede sobrevivir un ente normal, no tengo idea si es sano, si es rico, pero a estas horas no me importa. Así me transporto a mi pieza, repleta de polvo... dejada como mi vida. Me fui de viaje, esperando nunca volver, llegué y ahora siento lo opaco de cada suspirar, de cada rutina sin brazos.

Me repito un "vamos" para levantar mis ganas de esta silla, me repito varias veces a mi terca presencia sin tener respuesta. De pronto el reloj me empuja y la inercia me mueve. Mi cama está abierta para arropar la soledad, al verla doy un suspiro... en un momento soñé que era diferente.

Ravotril para un sueño